Oh mi señor “Tlaloc” dador del elemento esencial de la vida. Que te encontráis en tu montaña sagrada, desde donde ejercéis tu poderío sobre la tierra. Permitidme oh gran señor tener el privilegio de entrar en tu reino para así poder os servirle y adorarlo como usted os merecéis.
Dejadme encontrar, oh gran señor, la manera de como os servirle mejor...
El Sirviente de Tlaloc